Lecciones de la maternidad: Asi crecimos mi hija y yo

Así crecimos mi hija y yo

Un día sin esperarlo una luz de vida se  arraigo  a mi vientre joven,
La escuche por primera vez acostada en mi cama,
Era un latido extranjero,  
Incógnita descubrí una  fuerza nueva,
Me asusto tal fortaleza,
Estaba ella convencida de venir a la Tierra,
Yo tenía  sentimientos muy encontrados ..
¿Quien soy yo para ser llamada a esta responsabilidad?
Con que amor voy ha hacer crecer esta semilla,
Tengo muy poco pensé,
No conozco tal amor reflexioné,
Mis padres no me amaron suficiente para hacerme crecer concluí,
El amor paterno en mi, es una falta, admití
Un día en la agonía del parir, le entregue mi vida a la misericordia de la muerte,
Un bisturí corto mi vientre,
La ansiedad me gritaba,
De aquel vientre,
El llanto de una luz nueva apareció en este mundo,
Hija mía le dije, y ella me miró,
Los ojos se me llenaron de lágrimas,
No merezco tal belleza me dije,
Ella cándida sentía lo contrario,
Y a gritos pedía mis brazos,
A gritos pedía mi presencia,
A gritos pedía mi amor,
Yo, agitada, ansiosa hacia tal demanda,
Aprendí a pasos lentos, entre lágrimas a ofrecerle mi abrazo,
Llorábamos las dos mientras la mecía,
Y al merecerla mi corazón se derretía cual agua santa
Este río de amor curaba mis ansias,
Perdonaba mis fracasos,
Borraba mi dolor de niña,
Me renovaba en su vida nueva,
Así crecimos mi hija yo abrazadas en el mar ansioso de nuestra humanidad,
Un día su padre murió,
La muerte nos había partido la vida,
Mi ansiedad era una tormenta,
Estábamos perdidas en la inmensidad de un país monstruoso,
Yo temblaba del miedo,
Y sentí el frío de una soledad inmensa,
Escuche entre mis gritos el latido de su  corazón,
La abrace,
Escuche su alma,
Hija mía, de nuevo le dije,
Aquí estamos tú y yo,
Ella con sus ojos compasivos y sus manos pequeñas, un año tan solo de vida,
Me ofreció sus  brazos,
Yo llena de dolor la envolví en los míos,
Lloré mis penas y mi miedo,
Y me aferré a su vida y ella a la mía,
Ella sonrió, y yo conocí la belleza,
Sequé mis lágrimas y me despedí del fracaso,
Hija mía, le digo hoy yo,
Sin ti jamás habría conocido la nobleza del amor,
Eres mi mejor maestra,
Eres mi riqueza,
Hija mía, así hemos crecido tú y yo,
En el corazón la una de la otra,
Pariéndonos la una a la otra tantas veces,
Te amo hija mía,
Feliz ocho años de vida,
Han sido los mejores años de la mía.

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