El fin del año lectivo

aula
Aulas semivacías, pasillos desiertos cuyo silencio es interrumpido por algún esporádico susurro, un azaroso saludo, una inquietante visita a Secretaría… Señales indelebles de que se concluye un año más de labores con toda la carga afectiva que eso conlleva.

Aunque en las postrimerías del año suele haber manifestaciones de estima y de reconciliación, éstos son eclipsados por la ansiedad y la presión provocada por las últimas pruebas, los últimos indicadores, los exámenes finales…

¿Cómo equilibrar el regocijo de unos pocos que han culminado el desafío de llegar hasta el final de año –no todos lo logran- con un numeroso grupo que aún batalla por satisfacer las exigencias de los profesores? Y más aún, cómo descifrar la impaciencia y frustración de aquellos que, por diversas razones, tienen que iniciar el año con pruebas en donde se decidirá el resto del año en la Facultad?
Los sentimientos encontrados son reales… tan reales que la consecuencias son la de desunión, apatía e incluso descoordinación a la hora de organizar las consabidas reuniones en donde se celebra la confraternidad, la finalización y la esperanza de éxitos para el porvenir…

Bonitos deseos que se esfuman en la feria de emociones en donde se las compra y se las vende al mejor postor… Una sonrisa sincera… ¿Cuánto cuesta?

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