El frio

frio
No le importa el estado del tiempo, caluroso o fresco, lo que importa es que en Guayaquil, siendo una ciudad conocida por la humedad que provoca incomodidad en sus habitantes, los estudiantes no pueden pasar por tedioso trajín de encontrar alternativas para aliviar la incomodidad.

Llegan entonces, cuales héroes de historietas, los acondicionadores de aire, como buenos aliados que son (¿lo son?) combaten en épicas batallas “ a las fuerzas del mal”... una vez ganada la cruzada contra el calor, estos se instalaron en nuestras aulas, como guardianes de nuestra integridad...


Afuera: 29 grados, adentro: 22 grados... siete grados que provoca una sinfonía de tiritaciones, de chasquidos, de bostezos, de esfínteres descontrolados... oterora nuestros servidores, hoy nuestros amos, obligan a alterar nuestros comportamientos habituales por otros que no tendrían cabida en otro contexto (abrigos, salidas intempestivas al baño, consumo de bebidas calientes) e incluso el desenvolvimiento académico... aulas que, en un lado están atestadas de estudiantes que contrasta con el sector opuesto que tan solo se encuentra ocupada por la manera fría proveniente del todopoderoso y ahora omnipresente máquina de dar tranquilidad... y frío...

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