Covid-19, Guayaquil, la higiene y la cultura

baño

Artículo que invita a la reflexión sobre la cultura en nuestro pueblo con respecto a la higiene personal y de qué manera esto nos ha afectado para enfrentar la pandemia del Covid-19.

Covid-19, Guayaquil, la higiene y la cultura

Como todos saben, este año 2020 se ha caracterizado por haber presentado una de las pandemias más trascendentes de las últimas décadas a nivel mundial, debido a la enrome capacidad del virus covid-19 de reproducirse, la necesidad que han tomado las naciones a nivel mundial de mantener a sus habitantes en cuarentena para evitar más contagios y las campañas de prevención sanitarias a cargo de los organismos encargados de la Salud.

El virus SARS-CoV-2, causante de las infecciones de COVID-19, es un virus encapsulado; con una membrana formada por lípidos y glucoproteínas cuya función principal es facilitar la entrada del virus en la célula que infecta. Traducido al español, significa que este virus está cubierto de grasa y la forma más sencilla de disolverlo es usando jabón. Lavarse las manos (principalmente) con agua y jabón, limpiar las áreas donde se tiene contacto frecuente, lavar la ropa, evitar ingresar los zapatos al interior de las casas, bañarse, usar gel desinfectante cuando no se tiene acceso inmediato al agua y jabón, mantener limpias las áreas que se utilizan cotidianamente (teclado, ratón, bolígrafos, teléfono, puertas, etc.), entre otras ayudan a combatirlo. Parecen medidas sencillas para evitar la propagación de un virus, pero en nuestra ciudad estas medidas no han tenido mucha eficacia.

Desde luego, hay varios factores por los cuales el virus se ha propagado de manera exponencial en la ciudad de Guayaquil, una de las principales es el hecho de que el Puerto Principal es el más grande punto comercial del Ecuador y muchísima gente de diferentes puntos de todo el país conviven en este lugar realizando actividades comerciales. Guayaquil alberga un enorme número de habitantes y junta una gran variedad de costumbres y diversidad cultural. En este artículo me pienso centrar tan sólo en un aspecto que nos ha afectado en la lucha contra la pandemia.

La higiene

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Uno de los aspectos más cuestionados en nuestra sociedad latinoamericana es el hecho de la mala cultura higiénica que tenemos, a pesar de que los organismos de Salud han realizado campaña de lavado de manos a través de los técnicos de atención primaria en salud, promotores y publicidad impresa. Si bien es cierto, desde los años 90 (época del cólera) a la actualidad se han logrado avances en mercados y establecimientos públicos mediante el control sanitario (verificación que existan dispensadores de jabón y gel en los espacios) aún falta mucha higiene en los hogares, lugares donde no se llega de forma directa.

Si hay un elemento que se repite en casi el 90% de las casas que he visitado en mi ciudad (por motivos personales y laborales), esta es la siguiente: Al ingresar a una vivienda se aprecia en la sala principal un enorme televisor, acompañado de un exagerado sistema de audio, con gran cantidad de cd's o dvd's (esto ha disminuido por el cambio tecnológico al streaming), conexión a internet, una o dos cajas de sonido amplificadas y demás artilugios multimedia. En el interior no suelen utilizarse puertas sino cortinas para separar los espacios. Generalmente existe un cuarto de baño para toda la casa; consta de un inodoro, lavamanos y ducha, y casi siempre alguno de estos no funciona correctamente o no existen cañerías para el ingreso de agua potable (hay un balde con una tarrina para coger agua). 

Se aprecia claramente que en nuestra sociedad se le da poca importancia a la higiene personal, así como una mínima prioridad económica a la adecuación de espacios sanitarios. Cuando hablamos de negocios, se da más importancia a la imagen externa del local que a una buena asepsia en los espacios que los clientes utilizan. En la década delos 2000, cuando era estudiante de la Universidad de Guayaquil visité algunas facultades por diversos motivos y en algunas de estas pude apreciar como en los baños se alquilaban los espacios, mediante la venta de papel higiénico o el uso de jabón. Uno podría pensar de que este tipo de negocios tiene como objetivo destinar parte de ese recurso obtenido para mantener en óptimas condiciones el espacio a utilizar, pero la realidad era distinta: los baños para los cuales uno pagaba para ingresar tenían condiciones precarias, falta de agua potable, olores fétidos, etc. Esta costumbre también se aprecia en algunos terminales de buses, restaurantes y hostales a lo largo del país.

El cólera en latinoamérica (años 90)

No es asunto de bajos recursos económicos

escritorio

En el ámbito laboral también tenemos malas costumbres de higiene y orden. En oficinas y consultorios tenemos la idea de que las personas encargadas del mantenimiento y limpieza nos deben tener nuestros espacios limpios, y en parte es cierto; sin embargo, hay que tener en cuenta que muchos conserjes suelen evitar limpiar espacios que están llenos de documentos y cosas personales por temor a extraviar algo o que los puedan acusar de tirar a la basura cosas que para ellos puede ser inservible pero en realidad no lo son. Mantener nuestro espacio de trabajo limpio y ordenado es nuestra responsabilidad y refleja las costumbres con las que hemos sido criados.

Hace unas dos semanas atrás me tocó cubrir un área de trabajo por turnos con otros colegas debido a la necesidad institucional para afrontar la emergencia sanitaria que vive el país. Todos los profesionales exigíamos a la autoridad inmediata la garantía de prendas de bioseguridad para el personal operativo. Teniendo yo el último día de la semana para acudir, al llegar al lugar me encuentro con un escritorio totalmente desordenado y lleno de papeles, sobre el cual había una servilleta usada, muy seguramente con restos de moco o esputo de alguien; asimismo, en otra mesa se apreciaba prendas para cubrir zapatos y cabello, las cuales obviamente habían sido desechadas pero no se habían colocado en su recipiente respectivo. ¿Era eso responsabilidad del conserje? ¿Cuando te suenas la nariz debe un conserje acercarse a uno y retirarle el pañuelo? ¿De qué sirve contar con prendas de protección si nuestras malas costumbres higiénicas harán que nos contagiemos de todas maneras?

El turismo también se ve afectado

baño público

Hace algunos años leí un artículo donde una persona contaba su experiencia con turistas extranjeros quienes mencionaban su negativa de regresar a Ecuador y esto no se debía a que nuestro país carezca de lugares agradables o que la gente sea hostil; al contrario, nuestra gente suele tener reputación de amable y amigable para el extranjero promedio. El problema era la higiene. En el artículo el autor recopilaba las malas experiencias que los turistas (en su mayoría de Europa) habían tenido en nuestro país al momento de utilizar un baño. Un turista tiene bajas expectativas de higiene en una selva o en las montañas, pero ¿En un negocio? ¿En un hotel? ¿En un hostal?. Que no puedan tener un espacio adecuado para asearse, teniendo en cuenta que son personas que vienen de primer mundo, pues les resulta chocante.  Otros se han encontrado con la noticia de que en ciertos lugares los baños son de uso exclusivo para mujeres, teniendo los hombres sólo acceso en caso de necesitar defecar, caso contrario deberán buscar un callejón o arbusto para orinar.

Algunos pensarán: "Si son muy delicaditos que se vayan a otro lugar donde los traten como princesas" Pues si, eso hacen, visitan países asiáticos donde los nativos se esfuerzan por darles comodidad, ya que eso les representará un cliente contento y los clientes satisfechos regresan.

Hay que cambiar

promoción

Las personas que vivimos en Guayaquil tenemos la costumbre de vivir a la defensiva, no aceptar críticas y justificar nuestras acciones a la falta de tiempo o una meta a cumplir. Vivimos en la cultura del sabido, donde siempre se busca la oportunidad para encontrar un atajo y no esperar. Bajo este antecedente resulta difícil poder extraer una mala cultura de higiene y reemplazarla por nuevos estilos de vida más saludables.

Tenemos una tarea titánica que consiste en vencer nuestras resistencias y aceptar que debemos cambiar para mejor. El caso del Covid-19 nos debe servir de experiencia para mejorar como seres humanos y poder enfrentar las adversidades futuras. En los años 90 el gobierno tuvo que realizar campañas promocionales macro para educar a la gente en la necesidad de tomar agua limpia y desinfectar los alimentos para combatir el cólera; creo que es momento de volver a esas estrategias y educar a la población para mejorar la higiene.

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