Las emociones como motor de cambio en psicoterapia

 

Cuando hacía investigación científica estudiaba mucho los beneficios de saber regular las emociones. Estudié a fondo sobre cómo y por qué era importante saber tener las emociones “bajo control”. Sobretodo los mecanismos neurobiológicos de la corteza prefrontal, asociados con las funciones cognitivas, las funciones “racionales” que a su vez, amortigüaban la reacción del sistema límbico y ayudaban a que uno reaccionara más “adecuadamente” a un evento inesperado. 

Bajo esta descripción uno podría pensar que las funciones cognitivas son las mas sofisticadas en el sistema neuronal, superiores a cualquier otro proceso, sobretodo superiores a los procesos emocionales. Luego me encontré con un artículo sobre la anatomía de esta interacción (emociones vs. funciones cognitivas “superiores”) y me dí cuenta que probablemente sea al revés.

Ray y Zald, dos investigadores estadounidenses publicaron en el 2012 un estudio a detalle sobre la arquitectura y topografía de las conexiones entre el lóbulo frontal, área relacionada con las funciones cognitivas superiores, y el sistema límbico, responsable de nuestra experiencia emocional. Ellos analizaron las características estructurales y concluyeron que las áreas del sistema límbico no sólo reciben y procesan información de otras áreas, sino que tienen la capacidad de retroalimentar las áreas del sistema cognitivo, mientras que las áreas del sistema cognitivo solo cumplen con el rol de transportar información. Esto significaría que la naturaleza de la comunicación entre los sistemas emocionales y cognitivos en el cerebro es al revés. Las emociones dan feedback constante a nuestro razonamiento. A partir de su arquitectura celular los sistemas emocionales son incluso superiores en su accionar en comparación con las funciones cognitivas (Ray & Zald, 2012).

Si, las emociones también nos controlan.

Nos damos cuenta, por ejemplo, cuando queremos concentrarnos en el trabajo después de recibir una mala noticia, o habernos peleado con nuestra pareja. A veces no podemos hacer nada para evitarlo. Ok, lo admito, esto no es nada nuevo. Ya lo sabíamos desde 2009 (“El papel de las emociones en la toma de decisiones”: http://psidoxia.blogspot.com/2009/04/el-papel-de-las-emociones-en-la-toma-de.html), donde hablo sobre los marcadores somáticos y el aprendizaje emocional. Pero esto va más allá.

Después de mi phd empecé mi formación como psicoterapeuta, y aprendí la importancia de las experiencias emocionales y el rol que cumplen para nuestra adaptación al medio y la formación de nuestra conciencia. Leslie Greenberg (2004) define las emociones como fundamentales en la construcción del “Yo” y como determinantes clave de su organización. Aparte de formar nuestra identidad, son excelentes medios de información que nos permiten estar preparados para cualquier amenaza del medio o para simplemente orientarnos en dirección a nuestro bienestar. Inteligencia emocional, bajo esta perspectiva, significaría tener la capacidad de utilizar las emociones como guía, sin ser esclavos de ellas, muy lejano de “saber regularlas” o tenerlas “bajo control”.

No solamente tenemos una experiencia emocional, sino que también vivimos un proceso constante de darle un significado a esas experiencias. Es decir, siempre queremos tener una explicación o valoración, el por qué de sentirnos como nos sentimos. Esto precisamente es lo que va moldeando nuestra identidad: como nos sentimos y como vivimos experiencias emocionales forma parte importante de cómo nos vemos a nosotros mismos. De esta manera vamos integrando constantemente los procesos cognitivos y emocionales cada vez que queremos darle un sentido a nuestras emociones, creando nuevas experiencias emocionales. Esta integración de ambos procesos es lo que nos ayuda a adaptarnos a los cambios y reaccionar flexiblemente al medio ambiente.

Las emociones nos muestran la importancia de ciertas situaciones y nos informan sobre necesidades frustradas, o cumplidas. Es decir, las emociones en realidad, son adaptivas. En una situación donde no nos sentimos seguros, sentimos miedo o angustia, y esta emoción nos empuja a buscar algo que nos haga sentir seguros. Nuestro empuje a cambiar la situación lo sentimos incluso antes de poder analizar la situación cognitivamente. ¿Pero qué pasa cuando percibimos a nuestras emociones como muy exageradas, muy agobiantes, fuera de contexto o no últiles para algún fin?

Es importante recalcar que las experiencias emocionales no sólamente surgen a partir de procesos biológicos sino también biográficos y de socialización. Existen esquemas afectivos grabados en nuestra memoria, a partir de experiencias pasadas.

Estos esquemas afectivos es lo que muchas veces queremos cambiar en psicoterapia (Greenberg, 2010).

Qué son los esquemas afectivos y cómo se expresan?

Por ejemplo, un paciente que en su niñez fue constantemente criticado y humillado por su padre cuando quiso expresar independencia o autonomía, como niño sintió culpabilidad, vergüenza cada vez que quería sentirse seguro de sí mismo. El esquema afectivo de tal emoción (vergüenza, culpabilidad) se activará cada vez que en su vida adulta, haya situaciones parecidas. Cuando esta persona adulta quiera sentirse independiente, seguro de sí mismo, o haya situaciones en las que otros lo critiquen de alguna manera. A veces solamente bastará una mirada “rara” de un colega de trabajo, para que este esquema afectivo se active. El adulto sentirá muchísima vergüenza o culpabilidad. Esto influirá en su comportamiento. Por ejemplo, aunque tal vez el colega solo estuvo pensando en otra cosa mientras lo miraba, nuestro paciente interrumpirá contacto visual inmediatamente, abandonará la situación, tal vez se esconderá, sin que la otra persona sepa el por qué. O al contrario, depende de lo que haya aprendido, puede que reaccione agresivamente, y nadie entienda su reacción. A veces ni nuestro paciente sabe por qué. El paciente cuenta por ejemplo que cada vez que quiere hacer algo por sí mismo, abandona sus planes porque piensa que no lo va a lograr, y se siente triste y no sabe por qué. Como terapeutas es indispensable analizar el esquema afectivo y la relación con la baja autoestima del paciente.

Un esquema afectivo es inconsciente, es una representación interna, a veces algo compleja, de nuestra reacción emocional a un estímulo externo. Es como un circuito eléctrico, construído de elementos afectivos, motivacionales, cognitivos y de comportamiento.  Este circuito esta grabado en nuestra memoria y se activa cada vez que haya indicios de que la situación actual se parece a esa situación emocional que internalizamos. Los esquemas afectivos pueden ser maladaptivos, como en nuestro paciente que buscó ayuda profesional, o adaptivos, cuando podemos entenderlos nosotros mismos y nos apoyan en el cumplimiento de nuestras necesidades.

Los esquemas afectivos maladaptivos son difíciles de cambiar porque estan super internalizados y es casi imposible tener acceso a ellos por la vía del razonamiento. Es por eso que se pretende activar la experiencia emocional en las sesiones de terapia, pues solo asi se puede tener acceso a ellos.

Muchos pacientes sienten miedo de activar sus emociones, por creencias que tal vez culturalmente nos marcan y que también se quedan grabadas en nuestro inconsciente. Por ejemplo, frases como “sentir emociones te hace vulnerable”, no te dejes controlar por tus emociones”, “no muestres tus emociones a otros”, “qué dirá la gente si te ve así”. Como decía al principio, existen valoraciones cognitivas sobre experiencias emocionales que a su vez, crean una nueva experiencia emocional. Entonces nacen dos tipos de emociones: las emociones primarias y secundarias.

Dos tipos de emociones

En el proceso terapéutico, es importante diferenciar entre emociones primarias y emociones secundarias. Las emociones primarias son las reacciones más fundamentales y directas a la situación, por ejemplo, sentirse triste por la pérdida de un familiar. Las emociones secundarias son las que responden a nuestros propios sentimientos o pensamientos, más que a la situación en sí. Por ejemplo, sentir ansiedad o culpabilidad cuando en realidad queremos expresar rabia, o sentir mucha rabia que esconde mucha vergüenza. Esto a su vez influye en nuestro comportamiento y nos da miedo enojarnos, o dejamos de tener acceso a nuestra vergüenza o no la expresamos pues es muy doloroso. Las emociones primarias quedan en el inconsciente y no son accesibles para la persona. 

Es ahí cuando empieza todo el embrollo. 

Dejamos de ser asertivos, por evitar la amenaza de sentir lo que realmente sentimos en ciertas situaciones. A largo plazo esto nos afecta pues no nos entendemos más, las otras personas tampoco nos entienden muy bien, y nos cuesta adaptarnos al medio a largo plazo. Y es ahí cuando algunos buscan ayuda profesional en psicoterapia.

 

         adaptivas

        maladaptivas

    Emociones primarias

Ponerse triste después de perder a un ser querido

(surgen por experiencias traumáticas)

Miedo paralizante, vergüenza generalizada

    Emociones secundarias

 

Enojo que esconde vergüenza

Ansiedad que esconde rabia

Tabla 1. Aquí vemos ejemplos de emociones primarias adaptivas y maladaptivas. Las emociones secundarias siempre son maladaptivas pues tienen como fin evitar la experiencia emocional primaria, al ser representada como muy amenazante, dolorosa para nosotros en nuestro esquema afectivo.

Es probable que exista una emoción secundaria "enmascarando" la emoción primaria cuando hay una mezcla de emociones en la expresión del paciente: por ejemplo habla en tono enojado pero también se lo escucha sollozar; al paciente por ejemplo se le hace difícil describir sus sentimientos y los percibe muy difusos, muy globales. Muchos pacientes tienen miedo a expresar sus emociones, pues sienten que podrían perder el control. Otros pacientes vienen con mucha culpa, y la culpa es un sentimiento secundario típico, pues te empuja a una acción para poder “arregarlo” y da una ilusión de control. A veces, hasta los pacientes mismo se dan cuenta de que su experiencia emocional no va acorde con la situación y describen su confusión. Por ejemplo, aquel paciente que siempre se sintió criticado, humillado en su niñez, no entendió por qué después de que esa otra persona lo miró raro y reaccionó como reaccionó, los colegas tal vez pensaron mal de él al no poder entenderlo, y con el tiempo el paciente se fue aislando y su profecía de ser criticado, humillado, tal vez hasta se cumplió. Su situación solo siguió empeorando, y sus experiencias sociales reforzaron aún más su esquema afectivo. Entonces todo termina siendo un circulo vicioso del cual no se encuentra salida.

Ver luz al final del túnel...


La esencia de la Terapia Focalizada en las Emociones (TFE), desarrollada en los años 80 por Leslie Greenberg, es trabajar con las emociones más profundas y también dolorosas, que los pacientes muchas veces buscan evitar sentir. Como terapeuta estamos ahi como acompañantes en este proceso vivencial de autoconocimiento. La misión del psicoterapeuta en este contexto es ver al paciente como experto de sus propias experiencias emocionales y esquemas cognitivos, aceptar y valorar estos procesos para darle al paciente seguridad. Con esta seguridad, el paciente podrá mejorar su procesamiento emocional y podrá tener acceso a los esquemas afectivos maladaptivos (Greenberg, 2004).

      1. Tener acceso a la emoción y mantenerla activada en la sesión terapéutica

     Una vez que el paciente tiene acceso a su esquema afectivo, el terapeuta debe de fomentar al paciente a sentir y percibir conscientemente aquellas emociones que surgen en la sesión terapéutica. El terapeuta debe ser bien empático, y la relación con el paciente debe ser muy buena, para que el paciente se sienta en un ambiente seguro para expresar sus emociones. En el ejemplo anterior, el paciente debe describir su reacción y la emoción que la acarrea, en este caso, vergüenza/culpa. El terapeuta tiene que saber distinguir si se trata de una emoción secundaria o primaria y reflejarle esto al paciente muy cuidadosamente. La relación terapéutica es un factor clave para este tipo de procesos. 

      2. Moldear la emoción maladaptiva y entenderla

     En la medida en la que el paciente va reflexionando sobre su emoción que esta activada en la sesión de terapia, se integran nuevamente procesos cognitivos y emocionales, y el paciente se va comprendiendo mejor. Así se van creando nuevas experiencias emocionales, más adaptivas. Qué es lo que de verdad siente o quiere sentir el paciente? Qué es lo que está detrás de ese esquema maladaptivo? Que significado tiene la emoción? Qué necesidad fundamental humana no se cumplió? Y así, poco a poco, se va llegando el entendimiento de nuestros esquemas afectivos.

      3. Transformar la emoción

Las emociones son capaces de ser transformadas con otras emociones. Es importante poder sentirlas primero, no solo ser capaces de identificarlas, sino tambien sentirlas y en esa activación emocional, se puede fomentar la transformación de ellas. El simple hecho de haberse confrontado con la emocion primaria maladaptiva ya puede generar otras emociones más adaptivas, pues para esto se necesitó mucha valentía y esfuerzo. El paciente del caso anterior por ejemplo, atravesaría esa vergüenza y culpabilidad muy dolorosa que le transmitió su padre, cuando en verdad lo que necesitaba era sentirse autónomo. El reconocimiento de estas emociones primarias maladaptivas conlleva al reconocimiento de aquellas necesidades básicas reprimidas. Al tomar consciencia de estas necesidades, que aún necesitan ser cumplidas, surgen emociones más adaptivas.

Ejemplos de típicas emociones primarias maladaptivas

1. Vergüenza, culpabilidad, no sentirse lo suficientemente bueno o capaz: Esto se da cuando en la niñez hubo muy poca apreciación de parte de los padres, o en familias de padres invalidantes con los hijos. La necesidad de sentirse bien con uno mismo no fue cumplida lo suficiente. Es el caso de nuestro paciente ejemplo.

2. Miedo a sentirse débil: Este sentimiento constante de siempre depender de otros, y no atreverse a hacer las cosas solo, proviene de no haberse sentido lo suficientemente protegido de niño. Por ejemplo, cuando existieron personas muy inseguras o con problemas, alrededor. La necesidad fundamental de sentirnos seguros no fue cumplida.

3. Tristeza por sentirse solo o abandonado: Aquí existe la necesidad de pertenecer a algun grupo, la necesidad de ser amado, pues la necesidad de apego no se cumplió en la niñez.

El proceso básico de cambio

El resumen de este proceso terapéutico complicadísimo que acabo de describir está esquemado, muy sintetizadamente en el siguiente gráfico.

 
Figura 1. El proceso de cambio bajo el concepto de la TFE.

 

Qué técnicas concretas se pueden utilizar para fomentar este proceso?

Cabe recalcar que cada persona es un mundo con muchos temas, muchos paisajes y muchas “cuevas” que considerar. Este proceso de cambio no es lineal, sino que también puede tener altibajos.

Como terapeuta uno puede frustrarse rápido, sobretodo si los pacientes son muy tímidos, cuidadosos de mostrarse como son, o muy ansiosos. Es importantísimo construir una alianza terapéutica resistente y fuerte al principio, y demostrar mucha empatía frente al paciente en cualquier situación. Desde la perspectiva humanista de Carl Rogers, en la cual está basada está intervención, el paciente es el único experto de su mundo interior. La exploración empática del paciente puede usarse como técnica para darle seguridad de expresarse y darle espacio a la emoción.

Existen también técnicas concretas para reforzar la experiencia emocional como por ejemplo la técnica de la silla vacía, o la técnica de las sillas, provenientes de la Gestalt.

Pero mejor ya concluyo aquí, pues sino ya me voy de largo. Si les interesa este tema y necesitan un segundo artículo sobre técnicas concretas, háganmelo saber abajo en los comentarios.

Este artículo sobre la TFE esta buenísimo, pues también explica para qué problemas se puede aplicar --> https://psicologiaymente.com/clinica/terapia-centrada-en-emociones 

Si te identificaste con alguno de estos ejemplos y sientes que muchas veces hay situaciones en las que no te puedes explicar tu comportamiento o tu reacción emocional, no tengas miedo de descubrir más sobre ti con ayuda de un profesional.

Si eres profesional de la salud y tienes preguntas al respecto, no dudes en escribirme. Si ya tienes experiencia con éste método y tienes comentarios al respecto, cuéntanos tus vivencias!

Abajo les dejo una aclaración audiovisual de cómo funcionan los esquemas afectivos. También está enlistada literatura clave, por si les interesa seguir investigando.

Un saludo y feliz navidad!!

 

Bibliografía

Greenberg, L. S. (2004). Emotion–focused therapy. Clinical Psychology & Psychotherapy, 11(1), 3–16. https://doi.org/10.1002/cpp.388

Greenberg, Leslie S. (2010). Emotion-Focused Therapy: A Clinical Synthesis. FOCUS, 8(1), 32–42. https://doi.org/10.1176/foc.8.1.foc32

Ray, R. D., & Zald, D. H. (2012). Anatomical insights into the interaction of emotion and cognition in the prefrontal cortex. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 36(1), 479–501. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2011.08.005

Video “Alfred & Shadow: A short story about emotions”: https://youtu.be/SJOjpprbfeE

Los comentarios ofensivos, ilegibles, sin sentido o SPAM serán eliminados.

Thanks for your comment